El Qhapaq Ñan, también conocido como la Gran Ruta Inca, es un símbolo de la integración, no sólo nacional, sino también internacional con los países hermanos de los Andes.
Por Guillermo Castro Escudero
El estudio, conservación y puesta en valor del Qhapaq Ñan o Gran Ruta Inca fue una idea promovida por el ex Presidente de la República, Dr. Valentín Paniagua Corazao, durante su gobierno transitorio (2000 - 2001).
El Presidente Paniagua y el entonces Ministro de Agricultura, el Ing. Carlos Amat y León, fueron los visionarios que supieron vislumbrar, no solo la importancia ecológica y turística de esta valiosa red de caminos prehispánicos, sino también su vigencia como un trascendental símbolo de integración.
Efectivamente, el Qhapaq Ñan representa la integración física a través de vías de comunicación de diferentes pueblos y regiones de nuestro país, así como la integración del Perú con los países vecinos que siglos atrás formaron parte del gran Imperio de los Incas (cinco repúblicas andinas).
Este asombroso sistema vial prehispánico debe ser la base del hermanamiento de nuestras sociedades, naciones y pueblos. Con el Qhapaq Ñan, los Incas acercaron a los pueblos que hoy forman parte de las repúblicas de Perú, Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Colombia.
Asimismo, gracias al Dr. Paniagua, dentro del marco de la actual política cultural del Estado peruano, la recuperación, puesta en valor y desarrollo de las poblaciones locales comprometidas con esta gran red caminera se ha convertido en un objetivo prioritario habiéndose iniciado, por parte del Instituto Nacional de Cultura de nuestro país, las gestiones pertinentes para la inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Asimismo, gracias al Dr. Paniagua, dentro del marco de la actual política cultural del Estado peruano, la recuperación, puesta en valor y desarrollo de las poblaciones locales comprometidas con esta gran red caminera se ha convertido en un objetivo prioritario habiéndose iniciado, por parte del Instituto Nacional de Cultura de nuestro país, las gestiones pertinentes para la inscripción del Qhapaq Ñan en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Es imprescindible que se promueva y difunda la importancia de la conservación de esta notable red de caminos Incas y pre - Incas que unían el Tahuantinsuyo (que tenían aproximadamente 23,000 kilómetros de extensión), así como resaltar su valor, no sólo histórico y geográfico, sino también socioeconómico y estratégico. Estos millares de kilómetros de caminos prehispánicos son un símbolo de la unidad de nuestros pueblos andinos y deben ser conservados y preservados para la posteridad.
Desafortunadamente, en la actualidad, gran parte de esta impresionante ruta prehispánica ha sido dañada por la construcción, el desarrollo y la negligencia. Un estudio preliminar elaborado por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), con el apoyo de Conservation International (CI), señala que grandes tramos del camino se han perdido por completo y que solamente el cinco por ciento de la antigua ruta de 8,500 kilómetros, que unía al Imperio Inca desde el sur de Colombia (San Juan de Pasto) hasta el centro de Chile (el río Maule), se encuentra bajo algún tipo de protección.
Este estudio revela asimismo que salvaguardando la Gran Ruta Inca se podrían obtener importantes beneficios, como el desarrollo comunitario en áreas rurales de montaña, a través del ecoturismo, así como también la conservación de numerosos ecosistemas actualmente amenazados.
Existe un gran potencial para el desarrollo turístico en diferentes tramos de la Gran Ruta Inca debiéndose propiciar la formulación de proyectos de desarrollo sostenible basados en la conservación de este “Camino Principal Andino“.
Es fundamental que las comunidades campesinas localizadas en las áreas de influencia del Qhapaq Ñan participen como protagonistas y beneficiarios de la actividad turística a lo largo de esta ancestral ruta. Tradicionalmente, muchas de estas comunidades han estado postergadas y marginadas, por lo que iniciativas de este tipo podrían ser muy positivas y beneficiosas. Además, de esta manera, el manejo turístico de cada tramo estaría en manos de los verdaderos herederos y guardianes de este extraordinario patrimonio andino.
Recordemos que los Incas supieron integrar y desarrollar un eficiente sistema vial en los Andes aprovechando las redes construidas por culturas anteriores o paralelas, como Tiahuanaco, Wari y Mochica, entre otras. Tanto los Incas como los pre-Incas tuvieron una gran sabiduría para construir sus caminos por lugares seguros y apropiados, sin deteriorar el entorno ambiental.
Definitivamente, los construyeron con la intención que perduraran.
Es quizás por esta razón que el arqueólogo peruano Dr. Elías Mujica Barreda, del Instituto Andino de Estudios Arqueológicos – INDEA, señala que: “Conocer el Qhapaq Ñan es entender a los constructores originarios de este país, es conocernos mejor a nosotros mismos, es aprender que está en nuestras manos construir un país mejor”.
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